lunes, 25 de abril de 2011

Horatius. Carmen, I, 23

La tarea decía lo siguiente: quiero que cada uno, absolutamente solo, sin comentarios, sin consultarlo con nadie, sin sentir siquiera la tentación de consultar una traducción, trabaje el carmen  I, XXIII de Horacio, ese que empieza con "Vitas inuleo me...". Que cada uno lo trabaje, que cada uno lo piense, lo sienta, lo repiense y, entonces... lo traduzca de tal manera que en ese nuevo texto español haya tanto del poema de Horacio cuanto sea posible: su belleza, su sentido, su sonoridad, su carisma. Tanto cuanto sea posible.  Y quiero que, con ortografía impecable, cada cual me envíe su traducción. Dichas traducciones serán publicadas en un blog, de tal manera que cada uno pueda considerar el trabajo de todos. 


Horatius. Carmen I, 23

Vitas inuleo me similis, Chloe,
quaerenti pavidam montibus aviis
  matrem non sine vano
    aurarum et siluae metu.
nam seu mobilibus veris inhorruit
adventus foliis seu virides rubum
  dimovere lacertae,
    et corde et genibus tremit. 
atqui non ego te tigris ut aspera
Gaetulusve leo frangere persequor:
  tandem desine matrem
    tempestiva sequi viro.



Primera variación al español
por Yesenia Rincón Jimenez

Chloe, me evitas parecida a un joven ciervo
que anda buscando a su temerosa madre
en montes solitarios no sin vano miedo
de las brisas y la selva.
En efecto, sea que la llegada de la primavera                  5
se ha estremecido con móviles follajes o sea que los
verdes lagartos han separado la zarza,
(el ciervo) tiembla en su corazón y sus rodillas.
Sin embargo yo no te persigo como tigre
o león de Getulia para desmenuzar asperezas:                 10
Deja por fin a tu madre (siendo)
madura para seguir a un varón.



Segunda variación al español
por Jenny Andrea Rojas Díaz

A mi G…

G, tú me rehúyes similar a un cervatillo
que rastrea a su madre medrosa por los montes incruzables,
no sin el vacío entre los aires  y con el miedo sobre el bosque.

pues, o el Cervatillo  se erizó al llegar, por la caída de las ligeras hojas de la primavera o los verdosos lagartos han revuelto las hojas de la zarzamora y  esto
ha hecho temblar en su corazón y en sus rodillas.

Pero, yo no te persigo como una tigresa viciosa ni como una leona Getula
para desmembrarte:
fatalmente, tempestuoso para cualquiera, deja de seguir a tu madre.”

                                                 


Tercera variación al español
por Diana Marcela Guitierrez Gauta

Chloe, huyes de mí parecida a un cervatillo
por buscar a tu medrosa madre en los inaccesibles montes
no sin nulidad de brisas
ni sin miedo de la selva.
En efecto ya la llegada de la primavera se erizó
con ligeras hojas ya los verdes lagartos
apartan a uno y otro lado la zarza,
tiembla tanto en el corazón como en las rodillas.
Con todo yo no te persigo como un tigre
o un león getulo para quebrar las asperezas:
Finalmente siendo favorable deja a tu madre
para seguir al hombre.



Cuarta variación al español (la “literal”)
por César Augusto Saavedra Forero

Me evitas, Cloe, como un ciervillo
Que busca a su asustada madre en montes abruptos
De vientos y selvas con un miedo absurdo.
Asi pues, sea que llegado (el ciervillo) se estremece
A causa de verdaderas hojas que se mueven
O sea que verdes lagartijas aparten el zarzal,
Él tiembla en el corazón y en las rodillas.
Pues bien, yo no persigo romperte (hacerte daño) 
Como una ruda tigresa o como un león de Getulia:
Por esto (tandem) deja tu, siendo madura,
De perseguir a tu madre por causa de un hombre.


Quinta variación al español (la “poética”)
por el idem.

Me evitas, Cloe, como un ciervillo
Que busca a su temerosa madre
Por montes abruptos de vientos y selvas
Con un miedo absurdo.
De esta manera, sea que el ciervillo
Se estremeció viniendo por causa de
Verdaderas hojas que se mueven
Sea por verdes lagartijas apartan el zarzal,
Al ciervillo le tiemblan las rodillas y el corazón.
Pues bien, yo no pretendo hacerte daño
Como una ruda tigresa o como un tigre de Getulia:
Por ello, deja a tiempo (tempestiva) de seguir
A tu madre por causa de un hombre (o sea yo).



Sexta variación al español
por Emilio Silva Schlenker

Me evitas, Cloé, igual que un cervato
que busca a su pávida madre en colinas lejanas
con miedo infundado del viento y del bosque.

Pues si a la llegada de la primavera
se ha sobresaltado por las hojas oscilantes,
o si las verdes lagartijas han sacudido el moral,
de corazón y de rodillas se estremece.

Mas yo no te busco para desgarrarte
cual tigre salvaje o león marroquí.
Desiste por fin de seguir a tu madre,
estando ya en edad de merecer varón.



Séptima variación al español (y en verso endecasílabo)
por Adriana Helena Moreno Guataquira

Me esquivas, Chloe, como un cervatillo       
Que busca a la aterrorizada madre,   
Con un fútil pavor al bosque, al cielo;                      
Por los montes abruptos,  escabrosos.          

Y le tiemblan las piernas y el corazón
Pues la llegada lo eriza,  bien sea,                            
Por el follaje columpiante,  veraz                             
O bien sea por los lagartos verdes                
Que parten  en dos partes,  los arbustos       

Pero no te persigo como tigre                                   
Tal y como el león o el Getuliano                             
Abate  cada cosa que se eriza:                                  

¡Deja que la madre busque lo favorable en el macho¡



Octava variación por
(la veraneante) Loly Tatiana Calderón Reyes

Cloe, me evitas parecida a un inuleo buscando a su temerosa madre en el inaccesible monte,  no sin vano (tiene) miedo de la brisa y del bosque. Pues o la primavera llegando estremece las hojas móviles o los verdes (vigorosos) lagartos separan la zarza, (este) tiembla en el corazón y en las rodillas. Yo no te  persigo para  romperte como una áspera tigresa o un león getulo: finalmente tú siendo favorable  para el hombre cesa de seguir a (tu) madre. 



Nona variación al español
por Lyna Marcela Afanador Castro

Me evitas, Cloe, tú siendo semejante a un cervatillo,
el cual busca a la madre temerosa en los montes inaccesibles,
no sin vano  temor de la brisa y del bosque.
Pues, o si la llegada de la primavera estremeció
a las movibles hojas o si los lagartos verdosos
dividieron la zarza, tiembla con el corazón
y con las rodillas. Y sin embargo, yo no te
persigo como un tigre feroz o un león Getulo
para abatirte: finalmente, deja de seguir a la
madre, eres propicia para seguir a un hombre.

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